LA SABIDURÍA DEL FERRETERO




En el último artículo hablé de la Ecología de las Acciones, la importancia de la consciencia sobre estas y de las repercusiones en uno mismo así como en el entorno.
Últimamente mi amigo Enrique no se encuentra bien de salud y nos pidió a un grupo de amigos que le echáramos una mano en su ferretería. Me ofrecí voluntario y allí fui a ayudarle en todo lo que yo pudiera, además de explorar un campo nuevo y experimentar fuera de mi Zona de Confort. En estas descubro La Sabiduría del Ferretero.
A parte de divertirme muchísimo trabajando a su lado, estoy aprendiendo una barbaridad sobre piezas, herramientas, utensilios y demás artilugios para manitas, electricistas, fontaneros, etc., etc.,… Pero aquí viene la maravilla: bajo el local de la tienda hay un sótano grande convertido en almacén donde permanecen ordenados otros artículos ferreteros para ir reponiendo existencias de cara al público. Hay varias zonas de almacenaje, muchas baldas, repisas, estanterías y centenares de artículos para reponer, vender, ofertar,… Cuando un cliente llega a la tienda y pregunta por uno de estos artículos, Enrique, desde el mostrador, me envía al sitio exacto donde se encuentra. Ejemplo: ¡Antonio, por favor, baja al almacén y en el pasillo 3, en la segunda estantería a la derecha vas a encontrar tal producto, pues ese no, el que está situado a su izquierda! Pasmado por la precisión de sus instrucciones, me dirijo al lugar exacto donde me dice y ¡zas!... allí está. Esto puede parecer una perogrullada sabiendo que Enrique lleva años en la ferretería pero, por favor, no pasemos por alto el detalle: con mis ojos de Coach empiezo a observar y reflexiono sobre el fenómeno.
Si las personas se conocieran a sí mismas, como Enrique conoce cada palmo, cada rincón de su tienda, viviríamos una vida más consciente, plena e intensa,… más potente y profunda. Conocer nuestras emociones, localizar el rincón donde aguardan para ser sanadas, para ser experimentadas, para atenderlas y saber expresarlas en parcelas concretas de nuestra cotidianidad, para entrenarlas y practicarlas de forma ecológica, no sólo en nuestro favor, sino para ponerlas al servicio de los demás,… en definitiva, si conociéramos nuestro almacén emocional, proceso en el que el coach te va a entrenar, tendríamos mayores posibilidades de saber identificar nuestros objetivos, proponernos metas más claras, llevar a cabo planes de acción con compromisos “cumplibles”, superar barreras, acometer nuestro camino hacia lo que nos propusimos llenos de seguridad, vigor y claridad de pensamiento, con mayor poder de presencia, decisión y acción… La Sabiduría del Ferretero, en este punto, es crucial y, de capital importancia, darse un garbeo por nuestro propio almacén, coachee y coach codo con codo, con la intención de sanearlo, limpiarlo, aprender a colocar, a sentir, expresar y dar al mundo lo mejor de nosotros.
Sabía que, si ayudaba a Enrique, yo iba a aprender mucho, pero jamás imaginé obtener una lección, un regalo de tan profundo calado.
¡Gracias Enrique por esta oportunidad!... ¡Ah! ¡Y recupérate pronto, amigo!

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL GOLLUM Y EL BILBO QUE LLEVAMOS DENTRO

NO LE PIDAS PERAS AL OLMO

LAS 4 ESTACIONES (III)