LA MENTE DE ARCILLA
Tomo esta
metáfora, del libro del psicólogo Walter Riso El arte de ser flexible, Planeta/Zenit, Barcelona, (2010) para expresar
la necesidad que hoy en día se tiene de evolucionar, de moldear de forma adecuada
la mente, de “ir más allá” de
nuestras creencias, nuestras aparentes posibilidades y así romper las barreras
que nos construimos a nosotros mismos a la hora de alcanzar objetivos que algún
día nos propusimos y que, de alguna manera, dejamos a un lado aparcados (sean
por la razones que sean).
Es necesaria una
Mente de Arcilla,… que se muestre flexible ante los cambios, reflexiva ante los
retos y capaz de concebir metas en perfecta mezcla entre los sueños y acciones
realmente factibles para alcanzarlos.
Al fin y al cabo
nos situamos ante una nueva actitud que hay que decidirse a entrenar: hablo de
la Reinvención, de una continua reinvención necesaria en estos tiempos que
corren (adelantos tecnológicos, descubrimientos científicos, posibilidades
creativas, de comunicación,… etc.).
Cuando una
persona decide, motu proprio, cultivar en sí misma esta actitud de Reinvención para alcanzar un objetivo que se ha fijado,
posee más de un 85% de posibilidades de lograrlo si elige hacerlo a través de
un proceso de Coaching (Cubeiro, J.C. Por
qué necesitas un Coach. Alienta ed. Col. Booket. Barcelona, 2012), pero
hablo de algo profesionalmente concebido y configurado como un conjunto de fases ordenadas, organizadas y
secuenciadas consistente en un entrenamiento
personalizado (mental, intelectual, emocional, profesional,…) y que
apunta a la consecución de una meta propuesta por el propio cliente.
En
definitiva, en este tipo de procesos se experimenta el hallazgo de nuevas potencialidades
personales y su aplicación, la progresiva rotura con antiguos y nocivos hábitos
y la creación de nuevos caminos y alternativas con la finalidad de evolucionar
y crecer como personas y en dos direcciones: de dentro a fuera y de fuera a
dentro. Sólo hace falta un Coach profesional, un Coachee dispuesto, los dos con
mente de arcilla, y un adecuado proceso. De estos dos últimos, Coach y Coachee,
son dos figuras de las que hablaré en mi próximo artículo.
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